Acerca de VÍRGU-L

La investigación, la realidad en el aula, las especificidades de los distintos contextos docentes, los sistemas de evaluación y los materiales didácticos no siempre han ido tan parejos y de la mano como a los profesores de español como lengua extranjera (ELE) nos gustaría.

La avalancha informativa, la atomización del conocimiento y el alto grado de especialización y sofisticación al que hemos llegado, sumado a un aumento, en ocasiones, desmesurado de las responsabilidades del profesor, fuera y dentro del aula, hacen difícil que podamos estar al día en todo lo que una práctica docente con miras holísticas nos exigiría.

Si hacemos nuestros los presupuestos de la investigación en la acción y la práctica reflexiva, y además, incorporamos a nuestras obligaciones de desarrollo académico y profesional las exigencias que, hoy por hoy, impone el aprendizaje a lo largo de toda la vida, nos damos cuenta de que el mundo de ELE, como otros tantos ámbitos del saber, corre el riesgo de percibirse como un vasto todo de dimensiones inabarcables. Y en cierto sentido, es así, puesto que pocas profesiones son tan interdisciplinares como la nuestra.

Soy consciente de que a todo no se puede llegar y de que no se puede saber de todo. Sin embargo, la profesionalidad bien exige un esfuerzo para la mejora y actualización constantes que pasa por la formación continua. El problema de esto es que, casi siempre, quizá por la inercia de lo que nos motiva, tendemos a seguir formándonos en las áreas de interés con las que ya nos sentimos familiarizados. ¿Qué ocurre entonces, con tantas y tantas disciplinas y subdisciplinas, herramientas, plataformas y metodologías que se suceden o superponen de forma tan vertiginosa? Pues que, desgraciadamente, acaban quedándosenos en el tintero de “mañana me pongo con ello”, y ya se sabe: se llega a la casa de nunca. O en el mejor de los casos, en algún taller de 45 minutos de un congreso asistimos a la charla de marras con la que apaciguar nuestra con(s)ciencia a base de haber localizado y (des)codificado cuatro términos nuevos y dos autores que ya leeremos, y apostillaría, cuando tengamos tiempo…

Virgu-l surge con la vocación de dar respuesta a esta necesidad que, yo misma, desde la práctica, he creído venir experimentando: la necesidad de contar con un espacio de reflexión abierto, dinámico y de estructura no encorsetada en el que intentar dar cabida, de manera coherente y/o complementaria, al menos, a tres de los pilares básicos sobre los que se sustenta esta vasta profesión que es el ELE:

  • la investigación e innovación didácticas
  • la práctica docente
  • el análisis y la creación de materiales didácticos

Si bien, Virgu-l es una iniciativa totalmente personal, he decidido hacer públicas algunas de sus secciones, porque la utilidad que yo creo haber encontrado en ella quizá pueda ser extensible a otras personas de nuestro mundo o cercanas a él: profesores en formación, profesores en ejercicio, formadores de profesores y, por qué no, investigadores, creadores de materiales, auditores de escuelas de ELE, y todo aquel que, en definitiva, se interese o relacione de alguna manera con el ELE.

Decía que, principalmente, este pretende ser un espacio personal, pero como todo lo personal, yo estoy hecha en, con y gracias a quienes me han rodeado en estos años de ejercicio profesional y académico. Desde alumnos y compañeros que me han ido moldeando, hasta los que han sido mis maestros. A ellos, les debo quién soy. Por este motivo, y porque, además creo firmemente en que la unión hace la fuerza y que el trabajo en equipo es el motor para un progreso basado en la co-construcción y compartición del conocimiento, me gustaría poder abrir este espacio a otros compañeros de filas.

Quisiera, por tanto, que algunas de estas secciones fueran lo más interactivas posibles y se convirtieran, si no en un espacio de referencia, sí en uno de discusión e intercambio de opiniones, ideas y saberes.

Sé que esta apertura tendrá que ser gradual y progresiva, porque aún tengo que hacerme a este medio y, también, porque lleva tiempo y esfuerzo coordinar proyectos compartidos en la distancia. Sin embargo, este no es ya el futuro, sino buena parte de la educación en el presente, y vaya por delante esta vocación de diálogo como compromiso con el que abrir este nuevo camino que inauguro hoy en esta página de auto- y co- formación, reflexión y análisis.

Begoña García Migura

Begoña García Migura